domingo, 2 de octubre de 2011

Google Street View



Todos hemos dicho alguna vez que nos encantaría dar la vuelta al mundo, pues bien, gracias a Google podemos hacerlo desde nuestra propia casa con Google Street View.

La nueva aplicación, es una característica de Google Maps y Google Earth que nos permite ver a pie de calle y en 360º (casi) cualquier parte del mundo. Las miles de fotografías son tomadas desde coches o triciclos (para zonas de difícil acceso) equipados con cámaras de alta definición, que cuentan incluso con un sistema LIDAR, que obtiene datos de medición a distancias de 50 metros y 180º frontales, para que nada se les escape.


coche y triciclo de Google



Podemos visitar y ver como viven ciudadanos de todo el planeta, hecho que supone un debate sobre el derecho a la privacidad y a la intimidad de cada uno. Google dice que toma las imágenes de la vía pública, y que por lo tanto es legal, pero existen países dónde aún así esto supone la violación de derechos de los ciudadanos aunque se encuentren en la calle.

Para guardar la identidad de éstos, el programa difumina los rostros y las matrículas, pero siguen habiendo fallos y actitudes que no se pueden difuminar, como un señor saliendo de una sala de strip-tease, gente en playas nudistas…etc. Situaciones que no cuentan con el consentimiento de los protagonistas para ser fotografiados, ya que en la mayoría de los casos no saben ni que cerca de ellos ha pasado un coche de Google.

Pero no todo son pegas a este programa, hay otros que ven en él una nueva forma de arte, la postfotografía.  Jon Rafman, por ejemplo, busca entre  las imágenes tomadas hechos o situaciones cotidianas en la vida de la gente que muestren la humanidad de los individuos.




Este es un claro ejemplo de cómo la evolución tecnológica nos ha llevado a una "revolución fotográfica" nunca vista.
 ¿Quién es hoy en día el fotógrafo? El desarrollo de nuevos dispositivos de captación visual y la proliferación de cámaras provocan que cualquier ciudadano sea susceptible de convertirse en fotógrafo, renunciando así a la calidad que garantizan los profesionales del sector.  Hoy todos podemos ser productores de imágenes, y a veces la urgencia por captar ese "instante decisivo" prevalece sobre la calidad. Es decir, que ahora la inmediatez de la imagen y su difusión priman sobre el contenido. Hay que tener en cuenta que más vale una foto tomada por un aficionado que la ausencia de la misma.

Y por si no queda claro la vigencia de este tema, aquí cito un caso realmente curioso " El síndrome Hong Kong":
Uno de los principales periódicos de Hong Kong despidió a sus ocho fotógrafos de plantilla que cubrían la información local; a cambio distribuyeron cámaras digitales entre el colectivo de repartidores de pizza. La decisión empresarial  era sensata: es más fácil enseñar a hacer  fotos a los ágiles y escurridizos pizzeros que lograr que los fotógrafos profesionales sean capaces de sortear los infernales atascos de Hong Kong y consigan llegar a tiempo a la noticia.

Para saber más sobre la postfotografía recomiendo que leais el artículo  Por un manifiesto fotográfico, publicado en La Verdad y escrito por Joan Fontcuberta. No tiene desperdicio.






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